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Biografías: Juventino Rosas

Publicado: diciembre 12, 2011 en Uncategorized
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José Juventino Policarpo Rosas Cadenas nació el 25 de Enero de 1868, en Santa Cruz de Galeana, hoy Ciudad Juventino Rosas, en el Estado de Guanajuato, México.

 

A los quince años entró a trabajar a la orquesta que acompañaba a la prestigiada cantante Ángela Peralta, con quien salió de gira por el interior del país, pero en Mazatlán se desintegró la compañía al ser atacada por una epidemia de cólera, muriendo víctima de este terrible mal la misma Ángela.

Ingresó al Conservatorio en 1885, con el fin de estudiar principalmente el violín y otros instrumentos. Juventino se matriculó, y realizó entre otros estudios, el de solfeo con el Mtro. José Cornelio Camacho, y Teoría de la Música, con el Mtro. Máximo Valle.

Pero la suerte no lo acompañaba y a los pocos meses salió del Conservatorio; además su situación se agravó al quedar sólo en el mundo, ya que antes de 1885 habían muerto sus padres y su hermana.

Se refugió en el ejército y se alistó en una banda militar, pero no pudo soportar el rigor y disciplina que esta vida imponía, por lo que se retiró para tratar de dedicarse a lo que fue quizá su único y mayor gusto, la composición musical; poseía por naturaleza una extraordinaria capacidad y facilidad para ello.

Posteriormente pudo tocar para las clases adineradas, donde le eran solicitados valses y polkas, y al fin el jueves 5 de mayo de 1887, participó en un festival organizado en el Teatro Nacional para conmemorar la batalla de Puebla, con la asistencia del señor Presidente Don Porfirio Díaz y su gabinete.

Su actuación despertó el interés y el aplauso de todos, y aparecieron poderosos protectores que le abrieron el acceso a mejores posibilidades en su carrera como músico.

En 1888 entró por segunda ocasión a estudiar al Conservatorio. En esta ocasión, tuvo como profesor, entre otros, a Lauro Beristain. Al poco tiempo, y posiblemente a su precaria salud y situación económica tuvo que volver a separarse del plantel.

En ese período compuso una marcha llamada «Cuauhtémoc», y en 1890, varias canciones donde utilizó como letra algunos versos del poeta mexicano Manuel Gutiérrez Nájera (1859-1895).

Entre sus obras se encuentran «Te Volví a Ver», «Seductora», «Sueño de las Flores» y «Ensueño».

El jueves 30 de octubre de 1890 se creó en la ciudad de México, la Sociedad Mutualista «Juventud Obrera», presidida por el Dr. Don Manuel M. Espejel, de la que Juventino fue miembro fundador. En la sesión inaugural ejecutó su marcha «Patria» y el vals «Ilusiones Juveniles», compuestas especialmente para esa ocasión.

Algunos amigos lo apoyaron para que integrara un grupo musical al estilo de Strauss, con él mismo como director y violinista; comenzó a ser reconocido por la alta sociedad como uno de los grupos más solicitados. Actuaba principalmente en dos sitios de recreo, Baños del Factor y la Alberca Pane, donde la esposa del dueño de uno de estos sitios, Doña Calixta Gutiérrez de Alfaro, recibió como regalo por el día de su santo, un vals que Juventino había titulado precisamente, «Junto al Manantial».

El compositor Miguel Ríos Toledano hizo el arreglo para piano, cambiándole el nombre antes mencionado, por el de «Sobre las Olas», con el que fue publicado por sus editores Wagner y Levien Sucs., quienes le pagaron por dos de sus obras, solamente cuarenta y cinco pesos.

El contrato de venta dice:

«Recibí de los Sres. A. Wagner y Levien, la cantidad de cuarenta y cinco pesos, valor de mis dos composiciones, «Lazos de Amor», chotis, y «Sobre las Olas», vals, de cuyas obras les vendo por la presente, la propiedad, para que hagan de ella el uso que mejor convenga».

México, febrero 7 de 1988. Juventino Rosas»

El vals se estrenó en 1891, y rápidamente se hizo famoso, aunque Juventino nunca obtuvo por esta obra, ni la fama, ni el dinero que en justicia le hubieran correspondido.

A los veintitrés años, Juventino Rosas se hizo famoso, no obstante, siguió siendo muy pobre, y en 1893 compuso un vals que tituló «Carmen», y que obsequió a Doña Carmen Romero Rubio de Díaz, esposa precisamente de Don Porfirio Díaz.

Ella lo aceptó halagada y encantada, y le obsequió, como muestra de su agradecimiento, un precioso piano de cola, que casi inmediatamente vendió Juventino, para poder pagar sus deudas más apremiantes. Sin embargo, este vals nunca obtuvo la popularidad que el otro.

Estaba ya en plena fama cuando su esposa, Juana Morales, lo abandonó. Entonces Juventino se fue a la casa de su amigo Fidencio Carvajal, que vivía en el pueblo de Cuautepec, por la Villa de Guadalupe. Ahí compuso tres danzas: «Juanita», «No me Acuerdo», «¡Qué Bueno!»

En 1894, al parecer en busca de mejores horizontes, o quizá debido a un desengaño amoroso, se embarco hacia Cuba con una compañía de zarzuela.

Al estar en gira por la isla, la compañía quebró, Juventino estaba ya muy enfermo de su mal hepático, por lo que recurrió al Dr. José Manuel Campos y Martínez, quien por recomendaciones del alcalde Don Manuel Torres, lo atendió en su Casa de Salud Nuestra Señora del Rosario, en Batabanó, cerca de La Habana. Se le atendió de manera gratuita.

El lunes 9 de julio de 1894, a los veintisiete años de edad, falleció según consta en el acta de defunción número 39, en donde se asienta que padecía mielitis espinal, padecimiento del que murió. Fue sepultado en aquel lugar. La inscripción en su lápida decía:

«Juventino Rosas. Violinista mexicano. Autor del célebre vals «Sobre las Olas». Falleció en Julio de 1894. La tierra cubana sabrá conservar su sueño».

Pero en 1909, a través de gestiones diplomáticas de su país, su cuerpo fue trasladado a la ciudad de México, donde fue recibido por los compositores mexicanos Miguel Lerdo de Tejada y Ernesto Elourdy, así como representantes del Ministerio de Educación Pública y Bellas Artes.

La empresa de ferrocarriles puso un carro especial donde se instaló la urna de mármol y dentro de ésta una de cristal con sus restos. Era viernes 16 de julio de 1909. A la llegada del tren, la urna fue llevada al Teatro del Conservatorio, en la calle de Puente de Alvarado. Ahí permaneció dos meses. Después lo llevaron en carroza al Panteón Civil.

En diciembre de 1939 sus restos fueron exhumados para llevarlos a la Rotonda de los Hombres Ilustres.

A continuación se listan algunas de sus obras: Chotis: «El Sueño de las Flores», «Julia», «Juventa», «Lazos de Amor» y «Salud y Pesetas». Danzas: «A Lupe», «En el Casino», «Juanita», «No me Acuerdo», «¡Qué Bueno!», «¿Y Para Qué?». Mazurcas: «Juanita», «Lejos de Ti», «Último Adiós». Polkas: «Carmela», «Flores de México», «La Cantinera», «Ojos Negros». Valses: «Amelia», «Aurora», «Carmen», «Dos pensamientos», «Ensueño Seductor», «Eva», «Flores de Margarita (Daisy’s Flowers), «Ilusiones Juveniles», «Josefina», «Sobre las Olas», «Soledad», «Soñando», «A la Orilla de la Playa», «Dolores».

Biografías: Julio Ituarte

Publicado: diciembre 12, 2011 en Uncategorized
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Julio Ituarte, compositor, pianista, y director de orquesta y coros mexicano, nació en la Ciudad de México en 1845.

En su niñez estudió piano con José María Oviedo y con Agustín Balderas, quien fue maestro también de Ángela Peralta. Después estudió con Tomás León y Melesio Morales,  con quién estudió armonía y contrapunto. Tomás y Melesio fueron dos de los músicos más reconocidos del siglo XIX en México.

A los 14 años hizo su debut en un concierto importante, que se llevó a cabo en el Gran Teatro Nacional. A los 20 años consiguió su primer empleo como maestro de música en la academia que al año siguiente se convirtió en el Conservatorio de Música, ingresando a este en 1866 como profesor auxiliar.

Llevó a cabo giras gira de conciertos, presentándose en Veracruz y la Habana, entre otras ciudades.

Interesado en ampliar su técnica pianística le pidió consejos a un pianista español, de apellido Lapuente quien negó su ayuda. Después otro pianista español, llamado Gonzalo Núñez estuvo dispuesto a enseñarle a Julio todo cuanto éste quisiera aprender.

Fue el primer pianista mexicano que ejecutaba sus conciertos de memoria, ya que en 1877, el director de orquesta de la compañía Ángela Peralta, dirigió el estreno mexicano de Aída de Verdi sin partitura, hecho que sorprendió e inspiro a Julio para hacer lo mismo.

Entre 1880 y 1885, Ituarte tomó una serie de melodías populares mexicanas, como el palomo, las mañanitas, el guajito, el perico, los enanos, el butaquito, varios jarabes, entre otras, y las mezcló para obtener su obra Ecos de México, que se convirtió en extremadamente popular.

Agustín Lara Aguirre y Pino; Tlacotalpán, México, 1897-Ciudad de México, 1970) Compositor de canción melódica mexicano. Por su formación autodidacta, su prolífica producción y su incontestable éxito, Agustín Lara ha sido considerado en numerosas ocasiones como el Irving Berlin de la canción mexicana. Conocido como el Flaco de Oro, son incontables las canciones compuestas por este músico que han conquistado una fama imperecedera: Granada (inmortalizada por el tenor Mario Lanza), el chotis MadridNoche criollaLa Cumbancha,Noche de rondaSolamente una vezPalmera o María bonita (escrita para su esposa, la actriz María Félix) son sólo algunas de las más célebres. Adaptadas a numerosos idiomas y cantadas en los más diferentes estilos, su éxito en el Viejo y el Nuevo Mundo procuró a su autor los mayores honores y el reconocimiento general. Junto con la canción melódica, Lara también sobresalió en la composición de música para cine; suya es, por ejemplo, la partitura de Santa, una de las primeras películas sonoras realizadas en México.

Aunque había estudiado piano y demostrado sus excepcionales dotes para la música, Agustín Lara ingresó a los quince años en el Colegio Militar; pronto se daría cuenta de que su vocación no era castrense. Durante la década de 1920 trabajó como pianista en bares y cafés y en salas de cine mudo; a finales de la década acompañaba ya al piano a intérpretes como Juan Arvizu y Maruja Pérez, que daban sus recitales en cines de la capital. En 1931 se puso al frente del programa La hora azul, de la emisora XEW. Comenzó a dirigir la orquesta El Son Marabú mientras voces como las de Ana María Fernández y Toña la Negra popularizaban sus canciones.

Empezó entonces una frenética carrera hacia la fama. En 1932 realizó su primera gira por el extranjero; actuó en París, donde su canción El farolito se convirtió en tema de moda, y también en Chile y Perú. Obtuvo también un éxito sin parangón durante la gira que efectuó en México en 1935, junto a Pedro Vargas y elChino Ibarra. Entre los principales espectáculos que Agustín Lara presentó al público se recuerdan especialmente Pecadora, Revancha, Coqueta, Mujeres en mi vida, Perdida y La mujer que yo amé.

Contratado para trabajar en Hollywood como musicalizador de películas, no le resultó sin embargo fácil acostumbrarse a aquel mundo frívolo y deshumanizado, con sus tensiones y su abundancia de divas y directores caprichosos. Aunque no quiso centrar su carrera profesional en el cine, su prestigio acabó por consolidarse en la industria del celuloide, gracias a las bandas sonoras que compuso para filmes como Santa, México Lindo, Carne de Cabaret, Virgen de medianoche, Pervertida, Noche de ronda, Humo en los ojos, Señora tentación, Cortesana y Aventurera.

Facilitó sin duda su entrada triunfal en el cine su matrimonio con la bellísima y siempre controvertida actriz mexicana María Felix, que tuvo lugar en 1945. Célebre por sus devaneos amorosos (se le solían atribuir romances con personajes populares del cine y la política), la actriz trabajó junto a los más destacados galanes del cine mexicano (Jorge Negrete, Pedro Infante o Pedro Armendáriz). Durante su matrimonio con María Félix, Agustín Lara convirtió su casa de Las Lomas en un acogedor centro de reunión de escritores y artistas. Foco de atención del gran público, la popularidad de ambos no cesaba de crecer.

A lo largo de su dilatada carrera como compositor (y también como autor de la mayoría de sus letras), creó hermosas y románticas canciones que alcanzarían una popularidad universal. La obra de Lara comprende unas setecientas piezas entre boleros, pasodobles, baladas, tangos, pasacalles y melodías, que podrían enmarcarse dentro del género tropical; fue también el autor de la extraordinaria opereta El pájaro de oro (1946). Entre sus temas más conocidos sobresalen, junto a los ya citados, Lamento jarochoMujerVeracruzAzulRival y Arráncame la vida; títulos todos ellos entrañables que han resistido el paso del tiempo hasta convertirse en canciones de siempre.

Con temáticas abiertamente eróticas, una asimilación de todas las corrientes musicales en boga y desconcertantes imágenes modernistas, Agustín Lara dotó a la canción romántica de una sensibilidad acorde con el medio urbano de los años treinta y cuarenta. Las letras de algunas canciones surgidas de su inspiración (Señora tentaciónTe quieroCada noche un amor o Humo en los ojos) escandalizaron a la opinión pública, hasta el punto de que llegaron a prohibirse sus piezas en las escuelas. Cuestionado y considerado por sus detractores «el sepulturero de la canción mexicana», Lara fue pionero en el óptimo aprovechamiento de todos los medios de difusión: teatro de revista, discos y radio.

Fuente: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/lara.htm

Vicente Teódulo Mendoza Gutiérrez (Cholula, Puebla, 1894 – Ciudad de México, 1964) fue un musicólogo y compositor mexicano. 

 En 1907 cuando Vicente T. Mendoza tenía 13 años, se trasladó a la Ciudad de México, donde estudió piano y composición en el Conservatorio Nacional. Al mismo tiempo estudió dibujo. Entre 1912 y 1930 trabajó como topógrafo.  Más tarde fue profesor de solfeo en el Conservatorio Nacional.

 Su interés principal se centró en el folclore mexicano y la paleografía musical. Con la colaboración de Daniel Castañeda, compiló un tratado de instrumentos precolombinos, publicado en 1937 bajo el nombre de Instrumental Precortesiano.

 En 1939 publicó un estudio comparativo llamado “El Romance Español y el Corrido Mexicano”, donde remarca las características que comparte estos dos géneros.

 Gran parte de su vida se encargó de organizar y recopilar la canción popular Mexicana  (en especial el corrido). Sus estudios  formaron parte de sus libros y antologías «la Canción mexicana» y «El Corrido Mexicano».

Samuel M. Lozano

Guitarras, mujeres valientes y cantos heróicos. Samuel M. Lozano es el gran compositor del corrido revolucionario.

Samuel M. Lozano, nació en el estado de Morelos en 1891 y es considerado “El Padre del corrido mexicano”. Murió en 1977 por causas naturales.

Por desgracia, poco se conoce de la vida de Samuel M. Lozano. Se sabe que de ser casi enviado al «paredón», se salvó para contarlo (o cantarlo) y pasó a formar parte de la División del Norte de Pancho Villa.

 Juglar incansable en medio de una cruenta guerra. «La Adelita», «La Rielera», «El corrido antirreeleccionista» y otros populares corridos son obra de su pluma e inmensa creatividad.

Héroe casi anónimo, la música y cultura popular mexicana tienen mucho que agradecerle al ingenio y talento de Samuel M. Lozano.

Miguel Aceves Mejía (noviembre 15, 1915 – noviembre 6, 2006) fue un actor mexicano, compositor y cantante.

 Miguel Aceves Mejía, o «el rey del falsete», como se le conocía popularmente, nació en Ciudad Juárez en el estado de Chihuahua.

 Se convirtió en una estrella popular del cine mexicano durante la época de oro. Era reconocido por sus interpretaciones de varios géneros folclóricos mexicanos musicales, en especial la ranchera.

 Originalmente formó parte de una compañía de teatro itinerante, Aceves comenzó a grabar en 1938 por primera vez con el trío “Los Porteños”. En el comienzo de su carrera interpretí principalmente boleros, tangos y ritmos afro-cubanos. Durante su carrera grabó más de 1.000 canciones en 90 discos y participó en más de 60 películas.

 Entre sus grandes éxitos se encuentran “La barca de Guaymas”, “El Pastor», «La del rebozo blanco”, » Se me hizo fácil”,  “Vaya con Dios”, “La Malagueña Salerosa”, “El Jinete”, “El Crucifijo de Piedra” y “El Cuatro Caminos”.

 En 1945, Aceves  se comenzó a dedicar exclusivamente al canto, tras la muerte de Pedro Infante y Jorge Negrete, se aventuró hacia el mundo del cine.

 Aceves murió en la Ciudad de México en el año 2006,  a pocos días de su cumpleaños número 91.

 Como ya es tradición en México, su cuerpo yace en la rotonda del Palacio de las Bellas Artes (Palacio de Bellas Artes) en ka Ciudad de México. Este honor es reservado sólo para las grandes figuras del arte y la literatura Mexicana.

Tito Guízar nació en la ciudad de Guadalajara el 8 de abril de 1908, y murió de neumonía el 25 de diciembre de 1999, en San Antonio, Texas. Fue un actor, compositor  y músico mexicano que constantemente participó en el cine, la música y la televisión.

 En una carrera que abarcó más de siete décadas, Guizar  tuvo formación como cantante de ópera y viajó constantemente a Nueva York en 1929 para grabar las canciones de Agustín Lara.

 Si bien Guízar interpretó canciones mexicanas populares de ópera en el Carnegie Hall, no alcanzó la fama hasta que hizo arreglos musicales de melodías populares mexicanas y españolas, como “Cielito Lindo” y “La Cucaracha”

En 1936, su canción y participación en “Allá en el Rancho Grande” marcó el paso del cine mexicano mudo al sonoro y lo catapultó a la fama, al igual que a Jorge Negrete, “El charro cantor”.

 A lo largo de su vida, Guízar hizo numerosas apariciones en televisión. Asimismo,  recorrió la mayoría de los países de América Latina, registró un importante número de canciones y tuvo su propio programa de radio en Los Ángeles: Tito Guizar y su guitarra.

 

Fuente: http://www.mariachi.com.mx/ y http://www.fiestaweb.org/Biographies/TitoE.cfm

 

Tomás León

Tomás León nació en 1826 , para  1840, a la edad de 14 años, actuó como organista en la Iglesia, ahí comenzó a ser conocido por la sociedad mexicana. Realizó diversas presentaciones que lo convirtieron en gran introductor y  difusor de la música europea. A los 27 años  tocó al lado de notables artistas de la corte del rey de Holanda, como el violinista Franz Rooner y el pianista Ernest Lubeck.

Se dedicó a tocar en el piano la música  de Beethoven, estrenó en México la Séptima Sinfonía en versión a cuatro manos con Agustín Balderas, en un concierto de la Sociedad Filarmónica en 1867. Más adelante, formó parte del jurado que se encargó  de elegir la música del Himno Nacional Mexicano. En 1881 recibió un premio del Ayuntamiento de la Ciudad por su composición Flores Mexicanas.

Sin embargo, la época no le permitió  a Tomás  León alcanzar fama mundial como concertista, ya que el público de entonces  no alcanzaba a sufragar a un artista. Por lo tanto, nunca  pudo viajar al extranjero para perfeccionar sus habilidades.  Así  dedicó su vida  a la enseñanza y a la composición. Además formó un Club Filarmónico en su casa, donde reunía  un considerable número de aficionados y discípulos.

Entre sus obras más destacadas se encuentran: Cuatro Danzas Habaneras, Sara, Sofía y Una Flor para ti (mazurkas), Pensamiento Poético, Por qué tan triste y Las golas de rocío (nocturnos), así, como diversas canciones, entre las que cabe señalar La ilusión y Amar sin esperanza.

Ernesto Elorduy

Ernesto Elorduy  nació el 11 de febrero de 1855, proviene  de una familia adinerada;  perdió a sus padres en la adolescencia, y quedó al cuidado de su hermano mayor. Más delante, en un viaje por Europa que duró 20 años, Ernesto se inscribió en el Conservatorio de Frankfurt y el de París. En ese viaje conoció a artistas,  como  Anton Rubinstein y acudió a cursos impartidos por Carl Reinecke, socio de Mendelssohn y Schuman, Georges Mathias, alumno de Chopin.

En 1892, Elorduy regresa  a México, donde adquirió gran popularidad. Escribió una buena cantidad de obras, en su mayoría para piano: Alma, María Luisa, Cariñosa, Corazón, Soñadora, Minueto Polonés, Toujours, Obsesión, Airam, A toi, entre muchas otras. Además, fue profesor de piano del Conservatorio Nacional de Música. Su obra es atractiva y elegante, con una gran capacidad de evocación y talento para la creación de atmósferas.

Ernesto Elorduy fue un personaje singular que con su música de piano, romántica por naturaleza, le dio la oportunidad  de expresarse dentro del lenguaje de la época. Compuso piezas con ritmos de danza, a veces inspiradas en las melodías de salón que se tocaban n las reuniones sociales  típicas del siglo XIX.

Felipe Villanueva

Felipe de Jesús Villanueva Gutiérrez nació el 5 de febrero de 1862 en el municipio de Tecamac, distrito de Otumba, Estado de México. ahí adquirió sus primeros conocimientos musicales  de su hermano y su primo. Más adelante, Hermenegildo Pineda, director de la banda de música de su pueblo lo adiestro en algunos principios de composición y armonía. A la edad de 10 años realiza su primera composición musical: una cantata épica, Al Cura Hidalgo y al año siguiente compone una mazurca: La Despedida

En 1873, Felipe Villanueva, es enviado a la Ciudad de México a estudiar en el Conservatorio Nacional de Música , de donde es rechazado al termino de su primer curso. A pesar de la desilusión continúo con su adiestramiento, esta vez de forma particular, alternando sus actividades en el piano, el violín e instrumentista de orquesta en el teatro. Sin embargo, donde realmente destacó fue como arreglista y compositor.

Su facilidad para la composición se puede apreciar en los ritmos que cultivó a lo largo de su vida: mazurcas, valses, schottisch, popurríes de zarzuela, por mencionar algunos de la época. Dentro de su obra se mencionar el Vals del amor, Vals Causerie, Danzas Humorísticas, Ana, Un sueño después del baile,  Sueño Dorado, su opera inconclusa Keofar, arreglos de Zarzuela; como el Molinero de Subiza, El rey que Rabió, entre otras obras. Hay que subrayar que en las piezas de Salón, la elegancia y el refinamiento adquieren grandes alturas.

Villanueva logró representar  de manera musical a México en el extranjero con el inmortal Vals Poético. Por otro lado, en su trabajo como docente, renovó la enseñanza tradicional italianizante, pero optó por la música francesa y alemana. En sus composiciones intenta crear ritmos con raíces nacionalistas. Es considerado como el creador de la “Danza Mexicana”, ritmo inspirado en la habanera cuban. Murió el 28 de mayo de 1893, víctima de una pulmonía.

Ricardo Castro

Ricardo Castro nació en Durango el año de 1862. Inició su estudio en la  música a partir de los seis años. A los trece años, ya teniendo diversas composiciones de salón,  viajó  a la capital del país, donde, posteriormente  se inscribió al Conservatorio Nacional de Música, ahí encontró profesores como  Melesio Morales y  Julio Ituarte. Ofreció gran cantidad de  conciertos en el país, siendo el Vals Capricho la  obra que lo consagró en el gusto de los  mexicanos. Escribió   su primera Sinfonía en 1883.

Dos años más tarde, en 1885,  tocó  en  Estados Unidos: Nueva Orleans, Washington, Filadelfia y Nueva York. A su regreso a México fue bien recibido ,  se dedicó a la docencia y a la composición . Entre sus obras se encuentran diversas gavotas, valses, mazurkas, danzas, dos nocturnos, una balada, un minueto, una polonesa y su Segunda Sinfonía, entre otras. Dio clases en el Conservatorio y, en 1895, formó la Sociedad Filarmónica Mexicana. Además, en 1900 se estrenó, en el teatro Renacimiento, su ópera nacionalista Atzimba, con gran éxito. Un año después, el director del periódico El Imparcial, le ofreció una pensión por el monto de su sueldo como profesor en el Conservatorio, para que se dedicara por completo al estudio y la composición.

Durante el porfiriato, el general Díaz,   le ofreció a Castro la posibilidad de viajar a Europa con el propósito de perfeccionar  sus conocimientos.  Ya en el viejo continente  tocó diversas obras de su autoría en París, Berlín y Londres;  varias  fueron publicadas por casas editoras de Francia y Alemania. Regresó a México en 1906,  un año después fue nombrado director del Conservatorio, poniendo en el poder al “Grupo de los Seis”. Algunas de sus aportaciones en la enseñanza de la música fueron observaciones sobre la postura del ejecutante, así como de la posición y uso de los dedos y manos para aprovechar al máximo la fuerza del intérprete.

Otra de sus facetas fue la de crítico musical, colaborando en los periódicos El País, El Imparcial, El Entreacto y El Arte Musical, para los que escribía reseñas de presentaciones musicales, análisis de óperas y diversas obras de artistas nacionales y extranjeros, además de comparaciones de intérpretes europeos. Murió a causa de una neumonía.

Gustavo Campa fue uno de los principales opositores a la corriente operística italiana en México, convirtiéndolo en uno de los primeros críticos musicales de nuestro país y uno de los compositores más destacados de su época. Nació en 1863 en la ciudad de México.

 

Estudió en el Conservatorio Nacional con los maestros Julio Ituarte, Tomás León y Felipe Larios. Más tarde estudió y se perfecciono con Melesio Morales.

 

Gustavo E. Campa mostró una preferencia por la escuela francesa que lo llevó a acercarse a maestros como Felipe Villanueva, Ricardo Castro, Hernández Acevedo y Carlos J. Meneses.

 

Junto con ellos inquietó la anquilosada vida musical de México con lo que se hizo acreedor de la dirección del Conservatorio, donde reanimó la muy sana costumbre de encargar “trozos lectura a primera vista” para los concursos que año tras año se realizaban.

En 1887 fundó con los dos primeros el Instituto Musical de cuya dirección se encargó desde 1907 hasta 1913.

Su oposición a la corriente operística italiana en México ésta se manifestó fuertemente en las diversas páginas de los diarios de la capital a través de una perspectiva analítica y propositiva. Desde 1896 hasta 1924 dirigió La gaceta musical, que divulgaba a través de sus páginas la corriente del Wagnerismo. También publicó varios libros y escribió en otras revistas musicales de México y París.

Compuso una propuesta que resultó ser una pieza que iba más allá de su objetivo inicial, la publicó con el título de Berceuse de I’enfant Jésus.

Probablemente  Berceusen no constituya una gran innovación en cuanto a la técnica composicional, tan estimulada y convulsionada en aquellos años como consecuencia del nuevo panorama Wagneriano. Sin embargo, presenta sonoridades novedosas, dado el empleo de armonías más libres y sistemas de escalas alteradas que las generaciones anteriores no habían empleado. El resultado es una pieza de gran encanto y sensualidad mundana, sin los exaltados momentos del dramatismo de la ópera italiana. Berceuse es una bien lograda síntesis de lenguajes musicales en los que podemos detectar a Claude Debussy, Gabriel Fauré y Ricardo Castro.

Una de sus principales obras fue la ópera “El Rey poeta”, que compuso en 1901 inspirada en la historia de Nezahualcoyotl. Otras de sus obras que destacan son «Lamento» y «Marcha antigua».

Representó a México en el Congreso Internacional de Música de París, en donde tuvo gran amistad con Massenet y Saint-Saëns.